sábado, agosto 05, 2006

El alma tenías




El alma tenías
tan clara y abierta,
que yo nunca pude
entrarme en tu alma.
Busqué los atajos
angostos, los pasos
altos y difíciles...
A tu alma se iba
por caminos anchos.
Preparé alta escala
—soñaba altos muros
guardándote el alma—
pero el alma tuya
estaba sin guarda
de tapial ni cerca.
Te busqué la puerta
estrecha del alma,
pero no tenía,
de franca que era,
entradas tu alma.
¿En dónde empezaba?
¿Acababa, en dónde?
Me quedé por siempre
sentado en las vagas
lindes de tu alma

                    Pedro Salinas



4 comentarios:

Anónimo dijo...

que queria decir el poeta por que no podia entrar en el alma

endika dijo...

El protagonista, al principio del poema, manifiesta la imposibilidad del amor, del conocimiento intelectual de la amada mediante una contradicción en la que se destaca la distancia que existe entre él y la amada. Esta dificultad surge al mostrarnos una mujer accesible (Tenías el alma / clara y abierta), cuyo conocimiento es posible ( a tu alma se iba / por caminos anchos) a pesar de que el poeta no lo vaya a conseguir (yo nunca pude / entrarmeen tu alma.); esta disponibilidad de la amada es reforzada fonéticamente mediante la aliteración de vocales abiertas (Tenías el alma / clara y abierta), En esta primera parte ( y a lo largo del poema) la mujer deseada se nos presenta como un ser exterior al yo lírico, alguien que se abstrae hasta el punto de que es nombrada a través de la palabra “alma”, repetida en el primero y último verso de esta primera parte, y a la que Salinas da el significado de imagen primera, anterior a a toda forma, a todo conocimiento. Y frente a ella encontramos la voz poética (entrarme) en un gesto transgresor del poeta al transitivizar un verbo intransitivo (entrar) con la incorporación de un complemento directo pronominal (me). Quedan así, en el último verso unidos los dos interlocutores, los dos protagonistas del poema.
A pesar de tener ya la certeza de que el poeta no conseguirá su propósito, a lo largo de la segunda parte la amada se nos presenta accesible, especialmente porque el lector está persuadido de que el poeta va a su encuentro, la convierte en el objeto de toda búsqueda (“Busqué” y “Te busqué”). A pesar de ello es él mismo quien origina las dificultades puesto que va sembrando de obstáculos ese recorrido que le lleva hasta el conocimiento de la amada (atajos angostos, pasos altos y difíciles, altos muros), a pesar de que la esencia de ella no los entrañe (“A tu alma se iba / por caminos anchos”). De esta manera, se evidencia el contraste entre la realidad, la amada misma y la voluntad del poeta (atajo angosto ←→ caminos anchos)

Las dos secuencias de este apartado se inician con una anáfora imperfecta (“Busqué” y “Te busqué”) que abre el camino que lleva al poeta al conocimiento de la amada y se cierran con una oración adversativa (“pero”) que expresa contrariedad como resultado de esa busca y nos muestra la esencia de la amada, tan contraria a la voluntad del poeta. Es precisamente a partir de estos versos que cierran la secuencia cuando deducimos que la mujer está al alcance del protagonista y éste es incapaz de conocerla en toda su profundidad.

La primera secuencia (versos 5 a 15) el poeta describe, como hemos apuntado, el camino que le lleva hasta la amada. Tras el camino recorrido hasta la amada, el poeta expresa en dos versos la oposición entre su propósito, recorrer un difícil camino hasta el conocimiento de la amada (atajos angostos, los pasos / altos y difíciles) y la realidad que se impone, la accesibilidad que ella manifiesta (A tu alma se iba / por caminos anchos). A partir de aquí el poeta se dispone a sortear nuevas dificultades pero ya no en el territorio de la consciencia sino en el del deseo subconsciente (soñaba altos muros / guardándote el alma). El poeta prolonga su desazón más allá del territorio de la realidad, entrándose de esta manera en un mundo de influencias becquerianas – poeta admirado por los componentes de la G27 – donde la realidad se sitúa en los territorios oníricos. Así pues, la dificultad de obtener el conocimiento de la amada se prolonga, además de en un ámbito intelectual en otro intuitivo e irracional, en el que de nuevo se reproduce la confrontación entre lo deseado (la dificultad de la búsqueda) y lo real (lo plausible de la relación). Cierra el poeta esta primera secuencia con una oración adversativa cuyo eje ese la enumeración de términos asociados con los límites (el alma tuya / estaba sin guarda / de tapial ni cerca.) que el propio poeta impone, restricciones que no existen en la realidad.

En la segunda secuencia (versos 16 a 20) el poeta revela el intento de acceder a la esencia del objeto amoroso (Te busqué la puerta) en una nueva construcción sintáctica forzada en la que el poeta incorpora redunda en el objeto de su búsqueda (“Te” y “la puerta del alma”), en un desplazamiento de un determinante posesivo (La puerta del alma = la puerta de tu alma) que se convierte así en un Complemento directo redundante. No es esta, como hemos visto, la primera violentación sintáctica en un poema con abruptos encabalgamientos y desplazamientos en el interior de la oración que se contradice con la perfecta organización de las cláusulas consecutivas (tan clara y abierta que yo nunca pude) y adversativas (“pero el alma tuya estaba sin guarda”, “pero no tenía de franca que era”) que cohesionan el poema contribuyendo a su progresión temática.

Al final de este segundo apartado, ante la imposibilidad de conseguir sus propósitos, el amante se interroga, en actitud de asombro, acerca de la verdadera esencia de ella (¿En dónde empezaba? / ¿Acababa, en dónde? ) La antítesis “empezar←→ acabar” y la repetición de “en donde” reflejan los obstáculos para la relación amorosa y sitúan al poeta fuera de toda posibilidad de acceder de conocimiento de la esencia de la amada. Salinas pone un especial énfasis en estos dos versos puesto que les confiere una estructura paralelística cruzada:

¿En dónde empezaba?

¿Acababa, en dónde?

Tercer apartado
Se cierra el poema con la misma evidencia con que se ha iniciado: el poeta no ha sido capaz de acercase a la amada, no la ha descubierto tal cual ella misma se manifiesta. Apoyándose en un concepto temporal (por siempre) refuerza la idea de la imposibilidad que ya manifestó en la primera parte del texto (nunca)

Anónimo dijo...

Por que no tenia la llave

Anónimo dijo...

Realmente de que se queja el autor?