miércoles, septiembre 07, 2016

Murió al amanecer




Noche de cuatro lunas
y un solo árbol,
con una sola sombra
y un solo pájaro.

Busco en mi carne las
huellas de tus labios.
El manantial besa al viento
sin tocarlo.

Llevo el No que me diste,
en la palma de la mano,
como un limón de cera
casi blanco.

Noche de cuatro lunas
y un solo árbol.
En la punta de una aguja
está mi amor ¡girando!

Federico García Lorca

Marta Gómez

martes, septiembre 06, 2016

Los días normales





Llegan
y se van sin hacer ruido
–como buenos
clientes–,
luego el tiempo los confunde
en la memoria,
y ya ni sabes
si aquel lunes era jueves
o al revés.

Que no te engañen,
no son tan poca cosa
como parecen:
                          suelen poder
con el amor.

Karmelo C. Iribarren

Vicente Llorente

lunes, septiembre 05, 2016

sábado, septiembre 03, 2016

Un vano, descuidado pensamiento


Un vano, descuidado pensamiento,
una loca, altanera fantasía,
un no sé qué, que la memoria cría,
sin ser, sin calidad, sin fundamento;

una esperanza que se lleva el viento,
un dolor con renombre de alegría,
una noche confusa do no hay día,
un ciego error de nuestro entendimiento,

son las raíces propias donde nace
esta quimera antigua celebrada
que amor tiene por nombre en todo el suelo.

Y el alma que en amor tal se complace,
merece ser del suelo desterrada,
y que no la recojan en el cielo.

Miguel de Cervantes

Ángel Corpa

viernes, septiembre 02, 2016

¿Quién menoscaba mis bienes?


¿Quién menoscaba mis bienes?
Desdenes.
¿Y quién aumenta mis duelos?
Los celos.
¿Y quién prueba mi paciencia?
Ausencia.

De este modo, en mi dolencia
ningún remedio me alcanza,
pues me mata la esperanza,
desdenes, celos y ausencia.

¿Quién me causa este dolor?
Amor.
¿Y quién mi gloria repugna?
Fortuna.
¿Y quién consiente en mi duelo?
El cielo.

De este modo, yo recelo
morir deste mal extraño,
pues se aumentan en mi daño
amor, fortuna y el cielo.

¿Quién mejorará mi suerte?
La muerte.
Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?
Mudanza.
Y sus males, ¿quién los cura?
Locura.

De ese modo, no es cordura
querer curar la pasión,
cuando los remedios son
muerte, mudanza y locura.

Miguel de Cervantes

Espliego y Amancio Prada

Ángel Corpa