Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad, siento más corazones
que arenas en mi pecho dan espuma a mis venas;
y entro en los hospitales, y entro en los algodones,
como en las azucenas.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada,
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño,
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida;
porque soy como el árbol talado que retoño:
aún tengo la vida.
Miguel Hernández
Joan Manuel Serrat
Aceituna sin Hueso
Miguel Poveda
Manolo García

Angel Puente
ResponderEliminarHe tenido el gusto de encontrarte!
Recibe un abrazo afectuoso por esta página. Por los poetas vivos y muertos. Gracias
Elena
un cordial saludo y mi más sincera enhorabuena por esta página. violeta.
ResponderEliminarMe gustan sus publicaciones,de verdad es algo diferente.Felicitaciones.
ResponderEliminarLos mayores necesitamos a los poetas, para vivir los recuerdos y soñar despierto, gracias.
ResponderEliminarAcabo de encontrar una joya, gracias, gracias, gracias a todos los autores/as por lo que escribieron y al autor/a de este maravilloso blog por elaborarlo y compartirlo
ResponderEliminarmuy buen poema.
ResponderEliminarno se que decir:)