Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan solo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
Amado Nervo
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizstyea10NGx8MGUW0PdQ7HpNVMArvrJrZTJ9IHldmIaUvtYWyjn4nY3ZNVUSPfZhVVTM8qq-oHhA4EKTn9fC7PO_aSY2DkF0fFdzSsxXXtHPkUn9YuXgTUbnzStOPY8NQUfJj/s1600/pdf4.png)
No hay comentarios:
Publicar un comentario