miércoles, marzo 25, 2020

Asturias





Asturias, si yo pudiera,
si yo supiera cantarte...
Asturias verde de montes
y negra de minerales.

Yo soy un hombre del Sur
polvo, sol, fatiga y hambre,
hambre de pan y horizontes...
¡Hambre!

Bajo la piel resecada
ríos sólidos de sangre
y el corazón asfixiado
sin venas para aliviarte.

Los ojos ciegos, los ojos
ciegos de tanto mirarte
sin verte, Asturias del alma,
hija de mi misma madre.

Dos veces, dos, has tenido
ocasión para jugarte
la vida en una partida,
y las dos te la jugaste.

¿Quién derribará ese árbol
de Asturias, ya sin ramaje,
desnudo, seco, clavado
con su raíz entrañable

que corre por toda España
crispándonos de coraje?
Mirad, obreros del mundo
su silueta recortarse

contra este cielo impasible
vertical, inquebrantable,
firme sobre roca firme,
herida viva su carne.

Millones de puños gritan
su cólera por los aires,
millones de corazones
golpean contra sus cárceles.

Prepara tu salto último
lívida muerte cobarde
prepara tu último salto
que Asturias está aguardándote

sola en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.

Pedro Garfias

Sobre este poema

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