De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación —y ya es decir—,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colmena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?
Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.
Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
—seguro de gustar— es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.
Si no fueses tan puta!
Y si yo no supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.
A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!
Soldadito de Bolivia, soldadito boliviano. Armado vas de tu rifle que es un rifle americano. Que es un rifle americano, soldadito de Bolivia. Que es un rifle americano
Te lo dio el señor Barrientos, soldadito boliviano. Regalo de Mister Johnson para matar a tu hermano. Para matar a tu hermano, soldadito de Bolivia. Para matar a tu hermano
No sabes quien es el muerto, soldadito boliviano. El muerto es el Che Guevara y era Argentino y Cubano. Y era Argentino y Cubano, soldadito de Bolivia. Y era argentino y cubano.
Él fue tu mejor amigo, soldadito boliviano. Él fue tu amigo de a pobre del oriente al altiplano. Del oriente al altiplano, soldadito de Bolivia. Del oriente al altiplano.
Está mi guitarra entera, soldadito boliviano, de luto, pero no llora aunque llorar es humano. Aunque llorar es humano soldadito de Bolivia. Aunque llorar es humano
No llora porque la hora, soldadito boliviano. No es de lágrima y pañuelo sino de machete en mano. Sino de machete en mano, soldadito de Bolivia. Sino de machete en mano
Con el cobre que te paga, soldadito boliviano. Que te vende que te compra es lo que piensa el tirano. Es lo que piensa el tirano, soldadito de Bolivia. Es lo que piensa el tirano.
Pero aprenderás seguro, soldadito boliviano. Que a un hermano no se mata, que no se mata a un hermano. Que no se mata a un hermano, soldadito de Bolivia. Que no se mata a un hermano. Que no se mata a un hermano.