No sabía que Miguel
muriera de España y cárcel.
No se podía saber.
Era yo un niño en el parque.
Bajó del penal al aire
un rebaño de palabras.
Estaban llenas de sangre.
Era yo un niño en la playa.
A aquellos montes de Málaga
tiraron todos sus versos
y sus penas y sus cabras.
Aquí se mató un almendro.
A tierra que mata almendros
yo no la puedo creer
aunque jure por sus muertos.
Manuel Alcántara
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