Tu vendaval y mis bosques.
Mis embalses y tus ríos.
Tu pleamar y mi arena.
Mi oasis y tu desierto.
Tu Paul Celan y mi Alberti.
Mi cóndor y tus montañas.
Tus puentes y mis abismos.
Mis llamas y tu carbón.
Como el río da en el mar
o el mármol llega a la estatua,
yo añado un Sur a tu Norte,
tú desembocas en mí.
Yo esclavo de lo que digo,
tú dueña de tu silencio:
así se fraguan las horas,
así se mueven los días.
Benjamín Prado
Javier Cámara
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