Dulce vino de olvido en tu vaso tenías
y yo vi claro
que por más que te hablara no me oirías:
dulce vino de olvido en tu vaso tenías.
Ese niño que tienes mi rostro conocía
y por tu causa
moriré en su recuerdo día a día.
Ese niño que tienes mi rostro conocía.
Ojalá te dejaran las palabras que digo
por un momento
el amargo sabor que va conmigo.
Ojalá te dejaran las palabras que digo.
Ese niño que tienes mi nombre decía,
él me llamaba
y a mí el oír su voz me revivía.
Ese niño que tienes mi nombre se sabía.
¡Ay!
Como flores que nacen de una rama
arrancada
salen mis versos
sabiendo que su suerte está ya echada.
Como flores que nacen de una rama
arrancada.
Chicho Sánchez Ferlosio
Amancio Prada
1 comentario:
Me encantan las versiones , llenas de sensibilidad. Gracias
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