Dejadme llorar a mares,
Largamente y como los sauces.
Largamente y sin consuelo,
Podéis doleros…
Pero dejadme.
Los álamos carolinos
Podrán, si quieren, consolarme,
Vosotros…Como hace el viento…
Podéis doleros…
Pero dejadme.
Veo en los álamos, veo,
Temblando, sombras de duelo,
Una a una, hojas de sangre.
Ya no podéis ampararme.
Negros álamos transidos.
¡Qué oscuro caer amigos!
Vidas que van y vienen.
¡Ay, álamos de la muerte!.
Rafael Alberti
Miguel Poveda
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