Cuando yo muera, amado mío,
no cantes para mí canciones tristes,
olvida falsedades del pasado,
recuerda que fueron solo sueños que tuviste.
Qué falsa invulnerabilidad la felicidad.
¿Dónde estará ahora?
¿Dónde estará mañana?
Cuando yo muera, amado mío,
no me mandes flores a casa.
No pongas rosas sobre el mármol de mi fosa.
No escribas cartas sentimentales
que solo serían para ti.
Cuando yo muera, mañana,
habrá cesado el miedo de pensar
que ya siempre estaré sola.
Ana María Moix
Silvia Pérez Cruz
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