Yo estaba junto a ti, calladamente
se abrasaba el paisaje en el ocaso
y era de fuego el corazón del mundo
en el silencio cálido del campo.
Un no sé qué secreto, sordo, ciego,
me colmaba de amor; yo, ensimismado,
estaba fijo en ti, no comprendiendo
el profundo misterio de tus labios.
Puse mi boca en su insistencia pura
con un temblor casi de luz, de pájaro,
y vi el paisaje convertirse en ala
y arder mi frente contra el cielo alto.
¡Ay locura de amor!, ya todo estaba
en vuelo y en caricia trasformado…
Todo era bello, venturoso, abierto…
Y el aire ya tornóse casi humano.
Rafael Morales
Moncho Otero y Rafa Mora
No hay comentarios:
Publicar un comentario