Alguna vez, a todos, a mí mismo,
nos ha crecido un árbol en las manos
o el mar sobre la frente
o la esperanza, como alfombra extendida a nuestro paso.
Al encontrar un verso entre la hierba,
al madurar el fruto del abrazo,
al escuchar palabras
que nos tientan el aire de palabras que arrastramos
Pero la madrugada llegó siempre
con su fusil a ciegas preparado
para segar la vida de los hombres
o la ilusión nacida en nuestros vasos.
Y cuando fue creciendo la mañana
nos quedó solamente nuestro asco
y una sed infinita, y la vergüenza
de nuestro propio aspecto de borrachos.
Carlos Álvarez
Rosa León
1 comentario:
Me encanta el poema de hoy...(maldita madrugada)
Un abrazo:)
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