sábado, octubre 26, 2024

Déjame que me vaya



Déjame que me vaya,
madre, a la guerra.
Déjame, blanca hermana,
novia morena.
Déjame.

Y después de dejarme
junto a las balas,
mándame a la trinchera
besos y cartas.
Mándame.

Se van,
como un río, desde el puente
donde el agua no se siente…
¡Quién sabe si volverán!
Puente viejo, roto y mudo
en mitad del campo puesto:
pasó un pasado funesto
que a tu noble piedra pudo.
Se ha secado el manantial
del río bajo tus arcos,
y ni lagunas ni charcos
tienes: solo un arenal.
Un arenal que no corre,
que no suena, que no canta,
borró el agua en tu garganta
porque tu piedra se borre.
Esos hombres relucientes
que van a luchar con gana,
mañana por la mañana
construirán los nuevos puentes.

Miguel Hernández




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