Fui un mísero afligido desde mi mocedad,
siempre lleno de espanto,
lleno de tristeza...
(SALM., 88, 16)
Cuando yo era pequeño
estaba siempre triste
y mi padre decía
mirándome y moviendo
la cabeza: hijo mío
no sirves para nada.
Después me fui a la escuela
con pan y con adioses
pero me acompañaba
la tristeza. El maestro
graznó: pequeño niño
no sirves para nada.
Vino luego la guerra
la muerte yo la vi
y cuando hubo pasado
y todos la olvidaron
yo triste seguí oyendo:
no sirves para nada.
Y cuando me pusieron
los pantalones largos
la tristeza enseguida
mudó de pantalones.
Mis amigos dijeron:
no sirves para nada.
De tristeza en tristeza
caí por los peldaños
de la vida. Y un día
la muchacha que amo
me dijo y era alegre:
no sirves para nada.
Ahora vivo con ella
voy limpio y bien peinado.
Tenemos una niña
a la que siempre digo
también con alegría:
no sirves para nada.
José Agustín Goytisolo
Paco Ibáñez
José Agustín Goytisolo
3 comentarios:
Recomendado por un viejo guitarrista y poeta desde un pueblo perdido de Cantabria he llegado a este magnífico blog.
Directo a Favoritos y a ser recomendado a todo el que pueda.
Enhorabuena ;)
Pues a ver cuando encuentro la persona que me diga
no sirves para nada pero con alegría que ya me empiezo a
cansar de que me lo digan sin alegría.
Hoy he descubierto tu blog, me quedaré por aquí, gracias.
Es más tristes que la persona que telo decía con alegría ya te lo diga con tristeza.
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