Cada otoño me duele más la vida
y mi dolor descarga más amargo,
pero es la vida misma el lance largo
que me vuelca rotundo a su embestida.
Vivir es una eterna despedida,
un sabor de distancia a nuestro cargo.
No he de poder rodar con tanto embargo,
no hay desembocadura a mi medida.
De estrella o de raíz será el diseño
de mi destino, ganaré la muerte,
convertiré la realidad en sueño.
Porque me pesa el mundo que me toca
vivir desarraigadamente mi suerte.
Para morir toda la vida es poca.
Aunque tinieblas amanezca, levántate,
por más que todo te lo impida, sé tú.
Mírame, óyelo.
Para morir toda la vida es poca.
Aunque no tengas nada que esperar
espera, busca,
aunque no tengas nada que encontrar,
aunque no tengas quien te escuche
habla, piensa, cuando nada tengas que hacer.
Escúchame, óyelo.
Para morir toda la vida es poca.
Si no tienes quien te ame
y no haya a quien amar
ámate tú, ámate tú todavía más
y vive, aunque no tengas nada que vivir,
vive, vive
aunque no tengas nada que vivir
escúchame, óyelo.
Para morir toda la vida es poca.
Ángel Guinda
Olga y los Ministriles
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