(La Junquera)
Carretera en huida,
cómo lloran los niños
junto a ese baúl, mundo
abierto en la cuneta.
Ya no hay sitio en la casa,
¿La única esta noche?
Un caballo se ha muerto
al borde del camino
y no lo han devorado
solamente las moscas.
Pronto llegará el día
con sus incertidumbres,
hay alguien que regresa
a lo que no se sabe.
Otros siguen caminos
Que nadie les señala.
Allá en la frontera
se alza una línea oscura.
(Recuerdo de Antonio Machado)
Hay un sabor a playa
que ronda por las calles
y los que no han dormido
sacuden de sus frentes
el olor del insomnio.
El trenecillo eléctrico
ha traído un puñado
de poemas recientes
y un trozo de paisaje
como tiernos obsequios.
¿Para qué las palabras?
Para vivir con ellas
y olvidar un momento
la muerte que nos busca.
(Le Boulou)
Y por fin un café,
sin prisas y sin miedo
pero una taza es poco
para tanta sed junta.
La gitana nos pide
monedas para un sello.
¿Escribir o llamar?
Brotan de todas partes
tarjetas, telegramas.
¿Y ahora qué, y hacia dónde?
Todavía hay quién mira
nervioso el cielo claro.
(A Antonio Rodríguez Luna)
Hoy habrá un frente menos
con su carga de heridos
y el tropel en huida
hacia un frente lejano.
Estrellas de otro cielo
cobijarán piadosas
sus soledades juntas.
¿Adónde vamos todos?
Ya no hay nadie en la aldea.
Un fusil de juguete
naufraga entre los charcos
y un carricoche cojo
cierra el largo desfile.
Ernestina de Champourcín
Sheila Blanco
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